El lunes 21 de abril amaneció con sol y el cielo azul. Por la mañana estuvimos dando un paseo por la playa de Ostende, los niños estaban como locos jugando con la arena fina. El mar estaba muy tranquilo y la playa es ¡inmensa!, kilómetros de arena blanca.
Después de los juegos en la playa cogimos el coche para conocer el pueblo de Knokke-Heist
Camino de Knokke pasamos por un pueblo que se llama De Haan, que no estaba mal. Nosotros hicimos el trayecto hasta Knokke en coche pero se puede hacer en tranvía.
Knokke estuvo bien pero sin más, la verdad es que la playa bonita con unas terrazas muy agradables para tomar una coca cola y una calle repleta de tiendas abiertas el lunes de pascua (que se supone todo está cerrado). Estaba a rebosar de gente haciendo compras. La verdad es que me decepcionó bastante el pueblo, o nos perdimos algo o no merece la pena desviarse para conocerlo.
Buscábamos algún sitio donde comer estilo snack y no encontramos nada así que como nuestra intención no era hacer compras, nos fuimos hacia Holanda con la idea de cambiar de país y conocer así otra zona.
Cruzamos la frontera y nos dirigimos al primer pueblo que encontramos con playa: Cadzand-Bad, camino de Cadzand encontramos una friterie y nos compramos unas hamburguesas para comer en la playa. Llegamos a la playa y nos sorprendió cómo son las playas en Holanda, están separadas con postes de madera y en una única playa encuentras varias «mini playas». No sé si es algo normal del país o de este pueblo en particular.
Aprovechando el buen tiempo hicimos pic-nic en la playa y tomamos el sol y nos mojamos los pies en el Mar del Norte. Después fuimos al hotel de Schelde y nos tomamos un crepe de azúcar y una apple struddel buenísimas. Nos sorprendió el hotel porque tiene 4 estrellas pero no lo parece…
La verdad es que durante este día no vimos muchas cosas que realmente merecieran la pena, nos decepcionó bastante la costa belga.
De regreso a Ostende, decidimos ir por otra zona y descubrimos el pueblo más bonito que vimos en el día: Sluis, ¡qué preciosidad de pueblo!, este sí que merece la pena un viaje. Nosotros tuvimos la mala suerte que llegamos cuando estaban cerrando pero de verdad que nos encantó, precioso. Nos hubiéramos quedado a cenar pero todavía era demasiado pronto y los niños querían llegar al hotel y ya se estaban poniendo muy pesados.
Regresamos a Ostende y cenamos en un bistro cerca del hotel, de lo mejorcito que encontramos por la zona. Me gustaría poder daros el nombre pero no lo encuentro, os puedo decir que estaba al lado del Pizza Hut de Vlaanderenstraat.
La verdad es que en general esta zona de Bélgica nos ha decepcionado mucho o quizás no íbamos lo suficientemente preparados con los nombres de los lugares a visitar….
En el próximo post os contaré la visita que más me ha gustado de Bélgica y que gracias a mi querida madre (porque fue ella la que nos lo dijo) realizamos: Gante .