Este fin de semana hemos estado acompañados de unos amigos que han venido a conocer Alsacia. El primer día estuvimos paseando por Estrasburgo pero el segundo día decidimos ir de excursión por Alsacia y estuvimos en Ribeauvillé.
Ribeauvillé es un pueblo que a 50 minutos de Estrasburgo en coche. Hay que coger la carretera que va a Colmar y 17 km antes de llegar a Colmar hay que salir a la derecha a Ribeauvillé, pertenece al Bas-Rhin.
Como siempre hago en mis recomendaciones, he buscado algo de historia de este pueblo: Ribeauvillé en francés y Rappschwihr en alsaciano es uno de los centros de producción vinícolas de la llamada Ruta de los Vinos de Alsacia.
Conocida en el siglo XII como Rathaldovilare, la villa pasó de los obispos de Basilea a los señores de Rappoltstein. El señor de Rappoltstein fue el rey o protector de los juglares errantes de la tierra, quienes compraban su protección a través del pago de un impuesto. Cuando la familia comenzó a extinguirse en 1673, este oficio (Pfeiferkönig) pasó a las cuentas palatinas de Zweibrücken-Birkenfeld. Los juglares tenían una capilla de peregrinaje cerca de Rappoltsweiler, dedicada a su santa patrona, Maria von Dusenbach (se mantiene una fiesta anual todos los 8 de septiembre). Ribeauvillé fue comúnmente conocida como Rappoltsweiler hasta el siglo XIX.
Durante la época moderna, la ciudad se desarrolló, las fábricas comenzaron a instalarse y la mayoría de las puertas de la ciudad (fortificada) desaparecieron para permitir la circulación de personas y tener más espacio. En 1879 llegó el tranvía conectado a la línea de tren Estrasburgo-Mulhouse.
Ribeauvillé está, en parte, bordeada por antiguas murallas. Cuenta con varias casas medievales pintorescas y dos iglesias antiguas, la de San Gregorio y la de San Agustín, que a su vez son construcciones góticas. El ayuntamiento contiene una valiosa colección de antigüedades. El Carolabad, un manantial salino de temperaturas cálidas que tuvo buena fama en la edad media, fue redescubierto en 1888, e hizo de Rappoltsweiler un balneario.
Cerca de la localidad están las ruinas de tres famosos castillos, Ulrichsburg, Girsberg y Hohrappoltstein, que antiguamente pertenecieron a los señores de Rappoltstein. Más información: bit.ly/1gBLeJz
El pueblo es una monada, las casas son preciosas y merece la pena perderse por sus calles. Se puede subir andando hasta el castillo, nosotros no lo hicimos porque el tiempo no acompañaba.
Para comer, hay muchos restaurantes en el pueblo aunque os aconsejo reservar porque el fin de semana están llenos. Nosotros estuvimos en un restaurante alsaciano que se llama: Caveau de l´Ami Fritz. Muy recomendable, ambiente acogedor y comida buena a precios bastante decentes. De menú, los típicos platos alsacianos: Choucroute, jambon blanc (pata de jamón cocida), tartes flambées, etc…. Tienen también un menú de niños.
Para terminar el día, os aconsejo os acerquéis a las bodegas que están por la zona en donde podréis hacer una degustación de vinos. Nosotros fuimos a las bodegas Jean Sipp: http://www.jean-sipp.com/ y ahí acabamos haciendo la degustación y comprando unos cuantos vinos de la Región.
Una vez acabada nuestra excursión, pueblo, castillo y bodegas, los «elegidos» a no beber, condujeron tranquilamente a Estrasburgo.
Lo que sí vi es que ya están preparando por todas partes la decoración de Navidad, cada vez queda menos para ver todos los pueblos iluminados y llenos de corazones….
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