El cambio de residencia y los niños

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Cuando nos cambiamos de residencia muchas veces olvidamos el efecto que dicho cambio puede tener en   nuestros hijos.

Siempre creemos que los niños son esponjas, que aprenden rápido, pero para ellos toda la preparación y     el traslado es una novedad muchas veces muy negativa.

Mis consejos para poder afrontar una situación como esta son los siguientes:

1. Haz partícipe a tus hijos desde el principio en la toma de decisiones, aunque tú ya tengas todo        decidido, déjales que ellos participen y se expresen. Que vean la ciudad, las casas, el colegio, todo esto se    puede hacer por internet sin tener que salir de casa. Utilizando Google Earth es como si estuviéramos allí.    En mi caso, tuvimos la suerte de poder hacer un viaje todos juntos a Estrasburgo para conocer la ciudad y  visitar casas, aunque las visitas fueron un poco caóticas los niños iban poniendo puntuaciones a los apartamentos y una vez lo elegimos ellos se sintieron importantes por haber participado.

2. Muéstrate siempre alegre y positiva con ellos: evita hablar de «lo bien que estábamos en España» o de «como en España no hay nada» y esas frases que muchas veces utilizamos sin darnos cuenta pero que los enanos que están a nuestro lado escuchan de forma continua. Si los niños te ven feliz, ellos estarán también felices. Utiliza las nuevas tecnologías para hablar con los amigos y que no sea una «ruptura». Lo bueno que tenemos en nuestra actualidad es que podemos estar cenando con nuestra mejor amiga «virtualmente».

3. Búscales actividades que les puedan interesar: es la mejor manera de conocer a otros niños y de socializarse.

4. Habla con ellos, intenta sentarse cada día un momento para que te cuenten sus miedos, sus inquietudes, cómo les fue en el colegio. Pero no les agobies, muchas veces es mejor dejarles solos y que sepan que siempre estás ahí para escucharles.

5. Se un ejemplo: el idioma es muchas veces un obstáculo muy importante (en mi caso no fue porque sabían hablar francés) pero si te ven a ti aprendiendo, practicando, confundiéndote… eso les dará mucha más seguridad para poder lanzarse ( si hasta mamá se equivoca..).

Al final los niños son el espejo en el que nos reflejamos, si nosotros estamos «tristes» ellos también lo estarán pero si estamos «felices» y disfrutamos de todas las novedades, ellos también lo harán.

Para finalizar como anécdota, cuando llegué a Estrasburgo vi que la bicicleta era el medio de transporte más cómodo así que me decidí a comprar una (previo alquiler porque si algo yo detestaba en España, eran las bicis). Ya he dejado de contar las caídas y percances que he tenido con la bici pero ahí sigo y eso ha servido para que mis hijos hayan aprendido a montar en bici en unos meses (algo que en Madrid nunca conseguí): Si hasta mamá se cae y se levanta.

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